En la República Democrática del Congo, cientos de personas protestan frente a la embajada británica en Kinshasa, exigiendo que EEUU, Francia y el Reino Unido abandonen su país.
Se estima que más de 6 millones de personas han muerto producto de la masacre.
Genocidio en el congo: Una milicia de ruanda que está apoyada por las potencias occidentales de EEUU REINO UNIDO, FRANCIA, E ISRAEL Estan matando a la gente en el este de la República Democratica del Congo para conseguir sus recurnos naturales, el Coltán o el Cobalto, minerales que se usan para crear dispositivos electronicos. https://www.eldiario.es/tecnologia/pesadilla-vida-digital-esconde-congo-vez-enchufas-movil-participas-violencia-atroz_128_10862295.html
La República Democrática del Congo está sufriendo una masacre de la cual los medios no hablan. Lo que está ocurriendo en el Congo es un holocausto silencioso. Compartir en sus redes puede que no detenga la guerra, pero evita que los miles que mueren cada día sean olvidados.
Un desplazamiento masivo de personas en la República Democrática del Congo (RDC) ha alcanzado cifras sin precedentes, con alrededor de 6,9 millones de congoleños forzados a abandonar sus hogares debido a la creciente violencia, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y las Naciones Unidas. Este fenómeno se ha visto agravado por décadas de conflictos rebeldes y desastres naturales recurrentes, lo que ha dado lugar a una de las crisis humanitarias más graves en el mundo.
Los combates del grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) contra las posiciones del Ejército de la República Democrática del Congo (RDC) en el este del país han obligado a más de 150.000 personas (más de la mitad, niños) a abandonar sus hogares desde el pasado 2 de febrero, informó la ONG Save the Children.
La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), por su parte, ha informado de un grave aumento del flujo de heridos de guerra, la mayoría civiles.
“Las familias han buscado refugio en campos de desplazados, iglesias, escuelas y familias de acogida, y miles de personas están en las carreteras buscando seguridad en la ciudad de Goma”, capital de la provincia de Kivu del norte, indicó la ONG en un comunicado.
Este éxodo se ha sumado a la enorme cifra de desplazados internos que existe en el país, lamentó Save de Children.
Solo en Kivu del Norte, donde lucha el M23, más de 2,4 millones de personas habían dejado sus casas a finales de 2023.
“Todos mis hijos fueron decapitados. Mi madre también. Llegaron a las 10 de la mañana disparando al aire. Rodearon el pueblo y quemaron todas las casas. Asesinaron a todos los que intentaron huir y persiguieron a cualquiera que se escondiera en el bosque. Es un milagro que haya escapado”, narra Marie *, que perdió a su madre, sus dos hijas adolescentes y sus hijos pequeños, de tres y dos años.
“Llegué aquí (a la comunidad de acogida) hace unos meses para escapar de la violencia en mi pueblo. Era la segunda vez que tenía que huir. Perdí a mis cuatro hijos y a mi esposo porque eran de una etnia diferente. Aquí, para ganarme la vida, voy a trabajar diariamente al campo, pero no es seguro. Como llevo un machete para cultivar, la gente piensa que soy uno de los atacantes”, que perdió trágicamente a sus cuatro hijos y su esposo, cuando fueron atacados. Ella trata de sobrevivir trabajando en el campo, pero teme por su vida todos los días.
El escritor Siddharht Kara denuncia cómo los fabricantes de dispositivos y coches eléctricos se aprovechan de “las condiciones apocalípticas” de la minería de cobalto en el Congo, de donde proviene el 75% de este mineral clave para las baterías
La mayoría de la población desplazada vive con familias de acogida ya vulnerables, en comunidades con pocos o ningún recurso. Otros viven en condiciones de hacinamiento en lugares públicos, como iglesias y escuelas, o apenas sobreviven en campamentos improvisados superpoblados. En algunos casos, hasta 500 personas tienen que compartir un inodoro, mientras que otras tienen que beber agua sucia, potencialmente infectada con enfermedades mortales transmitidas por el agua. Muchos duermen sobre suelos desnudos en endebles refugios que ofrecen muy poca protección contra las fuertes lluvias. Las condiciones también aumentan el riesgo de violencia sexual para mujeres y niñas.
“Los niños de la RDC no solo son testigos de los horrores del conflicto, sino que también están siendo reclutados por los grupos armados. Es imperativo adoptar medidas urgentes para romper el ciclo de sufrimiento de estas vidas inocentes”, señaló el director de Save the Childen en el país, Greg Ramm.
La organización humanitaria afirmó, además, que “muchos niños han sido separados de sus familiares” por culpa de la violencia y la huida precipitada de miles de personas al mismo tiempo, aunque aún se desconoce el número de menores perdidos.
El coordinador de proyecto de MSF Çaglar Tahiroglu señaló que la situación es “extremadamente preocupante” en el hospital de la localidad de Mweso, donde se han sucedido los enfrentamientos por su control.
Aunque muchas personas han podido huir a otros lugares más seguros, allí aún permanecen más de 2.500 personas, incluidos niños cuyos padres han muerto.
“El hospital está desbordado, con miles de personas hacinadas en su interior, tratando de protegerse de los combates. Con el Ministerio de Salud estamos haciendo todo lo posible para brindar atención médica, pero no tenemos material suficiente y hay una falta acuciante de alimentos”, dijo Tahiroglu.
Además, dado que las carreteras que conectan Goma, la capital de la provincia de Kivu del Norte, con el resto del país han caído bajo el control del M23, muchas personas están siendo derivados a los centros de salud de la vecina Kivu del Sur, sobrecargados de pacientes, incluido un número cada vez mayor de supervivientes de violencia sexual.
El M23 reactivó sus combates el pasado 1 de octubre, después de meses de calma relativa.
Desde entonces, ha avanzado por varios frentes hasta situarse a unos veinte kilómetros de la ciudad de Goma, que ocupó durante diez días en 2012, antes de retirarse por la presión de la comunidad internacional.
Los insurgentes han tomado el control de las carreteras principales que unen el resto del país con esa estratégica capital provincial, de más de un millón de habitantes y base de numerosas ONG internacionales e instituciones de las Naciones Unidas.
La ONU pidió el miércoles a los rebeldes un cese “inmediato” de su ofensiva.
Sus combates también han desencadenado tensiones entre la RDC y Ruanda por la presunta colaboración de Kigali con el M23, un extremo que las autoridades ruandesas siempre han negado, pese a haber sido confirmado por la ONU.
A su vez, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las rebeldes Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas en 2000 por cabecillas del genocidio de 1994 y otros ruandeses (hutus) exiliados en RDC para recuperar el poder político en su país.
Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la misión de paz de la ONU en el país (Monusco).