Cartas al director: “Feliz Día del Trabajo”
Estimad@ Director/a:
A propósito del día feliz del trabajo…
En unos pocos se traduce como sobreabundancia,
buena vida y merecido autoagasajo, claro que al
amparo de millones que se resignan -créanlo- a que
su esfuerzo merezca apenas un gajo. ¡Feliz Día del
Trabajo!
Sólo el 20% cuenta y canta a fin de mes sus
ganancias con satisfacción, sin miedo al futuro y con
relajo; mientras de vuelta a casa la micro llena aturde
la esperanza de cientos de condenados a pelar en
promedio 14 horas por día el ajo. ¡Feliz Día del
Trabajo!
En nuestra patria la dignidad obrera se calcula –
aunque suene un poquito irreverente- con la vista fija
en las ventajas, en la preservación del modelo, en la
chequera del poderoso y en su fajo; en tanto que ni los
“representantes”, ni la moral dominante hacen nada
por levantar la dignidad de los “de más abajo”. ¡Feliz
Día del Trabajo!
Para no caer en conductas inadaptadas hay que
ajustarse -dicen los expertos- al modelo de vida
aceptando sus reglas de exclusión y consumismo a
destajo; es decir tomando a la persona humana como
un medio, como mercancía, como clientela, como un
atajo. ¡Feliz Día del Trabajo!
El derecho obrero en nuestra república no es más que
promesa electoral que se entona de tanto en tanto al
ritmo monocorde de un farandulero contrabajo;
después del voto volvemos a constatar que la prédica
ha valido -salvo honrosas excepciones- limpiamente
un hongo o un carajo. ¡Feliz Día del Trabajo!
Por lo dicho nos preguntamos con Alberto Hurtado si
nos calza bien el traje de “cristianos”; o dicho de otro
modo: ¿Cuánto nos hemos alejado de los valores que
el Obrero de Nazaret nos trajo? Con Luis Recabarren
en la memoria proclamamos: ¡No más injusticias
contra los obreros! ¡Hay que arrancar estas formas de
violencia de cuajo! ¡Hagamos posible que todos en
este país puedan celebrar verdaderamente un Día feliz
del Trabajo!
Noé Felipe Bastías
Profe de filosofía