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REPORTAJE | CHACABUCO: a medio siglo del ex-campo de concentración, exprisioneros y familiares visitaron el lugar.

Luego de medio siglo de inauguración del campo de concentración de Chacabuco, más de un centenar de ex presos políticos de ese recinto volvieron el pasado 11 de noviembre, como lo hacen a cada 10 años, para recordar los días aciagos de soledad e injusticias vividos a poco de la llegada de los militares al poder en la más cruenta dictadura de la historia del país.

Eran los parias del sistema. Los que tuvieron el atrevimiento de pensar un Chile socialista, un Chile democrático, un Chile en donde todos tuvieran acceso a la salud, la educación, la casa propia, la tierra en que trabajaban. Pero sobrevivieron, como lo decía el lienzo llevado hasta las polvorientas calles del desierto y en donde se lee: CUANDO SOBREVIVIR FUE UNA VICTORIA.

La actividad se inició el día anterior en una cena que reunió a ex presos y convidados en Antofagasta donde muchos se reconocieron a pesar de los años. Luego, en el mismo campo de concentración hubo discursos, entrega de libros, y lo más importante, la apertura de una placa conmemorativa que reconoce el Campo de prisioneros de la Oficina Salitrera de Chacabuco como sitio de memoria, hecho que tuvo la participación de la embajadora de Alemania, Ingard Maria Feldner y autoridades regionales.

Uno de los momentos quizás más emotivos fue la lectura del hoy periodista, escritor y poeta, Jorge Montealegre, quien escribió su primer poema cuando estaba preso, él mismo un muchacho estudiante de enseñanza media.

Las actividades organizadas, entre otras, permitió a los acompañantes de los ex presos conocer la crueldad de los opresores, Cables electrificados en su interior para impedir siquiera el acercamiento a las paredes que los cercaban, minas anti personales en rededor del campo, calor intenso en el día y fríos congelantes por las noches. Pero nada de esto impidió la organización interna cuya principal tarea fue siempre mantener en alto el ánimo de quienes más los necesitaban. También la instalación de una humilde posta de primeros auxilios, artesanía, talleres de teatro, alfabetización, cultura en general.

No en vano pasaron por allí y dejaron su legado figuras como Angel Parra, Alberto Gato Gamboa, ex director del diario el Clarín y tantas otras personalidades que le imprimieron al recinto un espacio de resistencia democrática y cultural. Dentro de ellas, sin duda, se recordó el aporte del primer presidente del “Consejo de ancianos”, el doctor Mariano Requena quien tuvo la misión de representar a los presos en sus justas reivindicaciones cuando eran necesarias y organizar el campo para no caer en estados depresivos ¿Los testimonios de sus protagonistas en este pasado 11 de noviembre? Hablan por si solos. El silencio y la soledad del campo dejó, esta vez, el mismo ejemplo que el de hace 10 años:

Es necesario contar la historia para que esta no se repita porque un pueblo sin memoria puede repetir las atrocidades vividas por los más de mil doscientos presos en poco más de un año de existencia de este ignominioso campo de concentración

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